Aunque no lo percibamos a simple vista, después de limpiar el rostro, la piel se encuentra alterada: hemos eliminado suciedad, pero también en manto protector de la piel. Hasta que vuelve a auto-regularse pueden pasar horas, pero con el uso de un tónico, esto se reduce a pocos minutos. De manera que conseguimos una limpieza respetuosa y equilibramos rápidamente la piel para que acepte los tratamientos que posteriormente vamos a aplicar.
Los efectos del tónico sobre la piel.
- Estabiliza el pH de la piel, que tras la limpieza facial se ve alterado.
- Refresca, calma y aporta confort ante la tirantez de la limpieza.
- Termina de limpiar la piel de restos de limpiadora.
- Regula la secreción grasa y cierra los poros.
- Prepara la piel para hidratarla y recibir los nutrientes de la crema de forma óptima.
- Si estamos maquilladas, desmaquillaremos nuestra piel. Después usaremos un jabón facial o una leche limpiadora para retirar el resto de la suciedad. Tras esto, secamos la piel y comenzaremos la aplicación del tónico.
- Impregnamos un algodón con el tónico y lo pasamos o bien a toquecitos (si tenemos piel sensible o con granitos) o bien arrastrando suavemente si queremos de paso retirar la posible suciedad que pueda quedar.
- También podemos prepararlo en un bote tipo spray y aplicarlo pulverizando sobre el rostro con los ojos cerrados.
- Dejar que la piel lo absorba unos instantes y aplicar nuestro sérum o crema hidratante.
¿Qué ingredientes son los más deseables para un tónico?
Tratar siempre de optar por tónicos naturales, que aporten a la piel las propiedades citadas anteriormente sin químicos añadidos.
- Extractos de plantas.
- Hidrolatos, aguas florales o agua termal como base.
- Aceites esenciales.
- Vitaminas y minerales.
- Aloe vera.
- Estabilizadores de PH (ácido cítrico, vinagre, ácido láctico).
¿Qué ingredientes debemos evitar en un tónico?
- Los parabenos: se utilizan como conservante pero son componentes sintéticos derivados del petróleo que tardan muchos años en desaparecer de nuestro organismo.
- Las siliconas, parafinas o aceite mineral: aportan sensación ficticia de suavidad en la capa externa de la piel, pero acaban deshidratándola debido a que crean una barrera que impide la correcta absorción del resto de tratamientos y también taponan los poros.
- El alcohol denat: un tipo de alcohol muy económico y del que hay que huir por ser muy agresivo con la piel. Reseca y astringe en exceso. En tónicos para pieles grasas se utiliza mucho, porque cierra los poros de inmediato, pero de nuevo hablamos de un efecto momentáneo y ficticio, ya que, al resecar tanto la epidermis, se envía una señal a las glándulas sebáceas para que produzcan más sebo y así mantener equilibrada la piel, de manera que la piel grasa se acaba volviendo más grasa con su uso (es un círculo vicioso) y los poros se dilatan más. Otros alcoholes naturales (como los que se extraen de la fermentación de frutas o cereales) no serían dañinos siempre y cuando se encuentren entre las últimos ingredientes a modo de conservante natural. Cualquier tipo de alcohol colocado entre los primeros ingredientes de la lista, tiene el efecto perjudicial mencionado.